LR: hola, soy yo, Ripley.
MT: sí, claro y yo soy Scott, Ridley. No te jode.
LR: no, tonto. Ya sabes quién soy. Quería ver cómo es el mundo por fuera.
MT: ¿por fuera?
LR: sí, de la realidad virtual que siempre nos ha contenido
MT: pues ya sabes, fuera de la nave virtual, vacío, un frío que te cagas y mucha Space Oddity.
LR: ¿se oye la canción en el vacío?
MT: dentro del traje sí. ¿Por qué has llamado, en serio?
LR: podría decir que tiene Nexus razones que el ordenador no entiende, pero es una cita muy cogida por los pelos.
MT: una misquotation, eso que me gusta tanto de los ingleses. ¿Eres siempre tan ridleyana?
LR: sólo delante de un té, cuando estoy aburrida.
MT: no había oído nunca tu voz. Ahora ya me puedo quedar aquí flotando para siempre...
LR: pues baja que quiero que nos veamos
MT: ¿ver de ver y tocar?
LR: tocar, tocar, lo justo de los dos besos. Considéralo “Encuentros en la tercera fase”.
MT: eso, yo debo de ser para ti un alien.
LR: olvidas que soy Ripley. Ya sabré arreglármelas contigo. De todas formas sólo un café, o una coca, y luego cada uno por su lado, que el espacio es muy grande.
MT: sí, cada mochuelo a su olivo que ancha es Castilla.
LR: adiós, mi castizo astronauta.
Cuando dejé el teléfono recordé aquella peli en B y N franquistoide del viudo y los ¿15? hijos. Al final un tal Críspulo le tira un cohete a Dios como agradecimiento por haberle devuelto a su hermanito Chencho. La leche.
Clarence.
martes, 16 de junio de 2009
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